Contamos con la fortuna de haber podido entrevistar a Domingo Terroba, consagrado escritor que ha querido hablar para nuestro blog sobre su última novela «A los ojos de Dios», publicada por Random House y disponible en varias plataformas digitales, a la venta tanto en formato papel como en ebook.
El debut literario de Domingo Terroba llega con Tardes con Lázaro, novela coescrita y editada por Random House. Traducida al portugués y publicada también en Brasil. La temática del libro despierta en Domingo un inusitado interés por las religiones, deseo que le lleva a cursar estudios superiores en Teología, que luego cambió por historia del judaísmo y cristianismo primitivo.
Una serie de circunstancias personales le empuja a romper con todo y concederse un descanso, tiempo que emplea para viajar por el mundo y vivir en culturas diferentes con las que experimenta un cambio a nivel personal que le enriquece como escritor.
Durante su estancia en Norte América escribe Recuerdos de otra vida; novela de ficción. Años después se muda a Edimburgo, ciudad en la que vive ahora, y donde empieza a escribir a modo de terapia sus altibajos emocionales, dando como resultado Oculto en la memoria, su primer thriller psicológico; novela escalofriante donde el autor vuelca en la piel de otro los tormentos a los que le somete su mente. Un relato entre la realidad y la ficción que acaba de publicarse en el mercado anglosajón con el título Where The Secrets Are Hidden.
Domingo, después de tres años vuelves al panorama literario con un nuevo thriller, «A los ojos de Dios«. ¿Qué nos puedes contar de esta novela?
—Pues que sigo en la línea de mi libro anterior; los conflictos mentales, personajes atormentados por un pasado no resuelto, intriga, drama… Aunque en esta novela he incorporado un nuevo elemento que viene a ser uno de los pilares centrales del libro: la ley mosaica.
Estudiaste religiones y profundizaste en el judaísmo del segundo templo. ¿De dónde nace esta inquietud por esos temas?
—Casi desde la adolescencia. De hecho, mi primera novela coescrita ya ofrecía una versión no ortodoxa de los evangelios. Luego, tras la muerte de un ser querido, empecé a hacerme preguntas y a cuestionarme la fe. Quitarme de encima todo eso que me había llegado de la mente de otros, fue un alivio.
Se dice que la fe mueve montañas.
—Y que la ignorancia es la mayor de las atrevidas. Piensa que los conflictos bélicos, los genocidios, la privación de los derechos legítimos y tantas otras adversidades, vienen casi siempre de la mano del odio, la ignorancia, y las creencias que, a fin de cuentas, son opiniones estáticas. Difícilmente se reciclan con el correr del tiempo.
¿Eres creyente?
—No. Agnóstico con una clara inclinación al ateísmo, pero soy muy respetuoso con las creencias de los demás. Cada uno es libre de escoger su camino y creer en lo que quiera. No soporto la compraventa de ideales.
En algo menos de un mes has logrado vender más de 5.000 copias de tu novela “A los ojos de Dios” ¿A qué crees que se debe?
—Ni idea. Siempre digo que el éxito o las ventas son caprichosas, siguen unas directrices difíciles de perfilar. A veces pones todo tu esfuerzo en algo y no ocurre nada, otras, apenas te esfuerzas y salta la liebre. Eso sí, estoy muy agradecido a todos los que han hecho posible este pequeño milagro y, sobre todo, a las plataformas digitales. Aportan una gran ayuda.
Estoy muy agradecido a todos los que han hecho posible este pequeño milagro y, sobre todo, a las plataformas digitales.
Volviendo a tu novela, ¿qué resaltarías de “A los ojos de Dios” para que la gente se decida a comprarla?
—Que no solo es un thriller de intriga. Hay otros temas, como el recorrido que hacemos por la vida y de las secuelas que las experiencias nos van dejando, de esos errores que quedaron para siempre atrás sin opción a cambios. De esperanza en una fe que al final no obra milagros, del rigor y de la riqueza literaria de la fe judía… no sé, creo que hay suficientes ingredientes que motivan su lectura.
Domingo, llevas muchos años apartado de los medios. Nos sorprende que tampoco ahora, al igual que ocurrió con tu anterior libro “Oculto en la memoria”, no te hayamos visto promocionando en medios como televisión o radio.
—No se ha ofrecido la ocasión. A ver, los escasos programas que hay de literatura suelen entrevistar a gente que viene de la mano de editoriales de peso. Yo no cumplo ese requisito, al menos, por ahora.
Pero tú has sido un personaje público muy conocido, hiciste mucha televisión, aparecías constantemente en las revistas, ¿A caso no basta con eso?
—Según para qué cosas. Si es para sentarte en un plató con el ánimo de hacer ruido, pue sí. Pero si pretendes seguir un camino serio y ser entrevistado por tu trabajo, las opciones se acortan.
Cada uno es libre de escoger su camino y creer en lo que quiera. No soporto la compraventa de ideales.
A juzgar por la respuesta en las plataformas parece que sí se acuerdan.
—Yo soy ya una persona anónima, y ese es un tesoro que guardo bajo llave. La exposición pública conlleva riesgos. Una vez pierdes la privacidad quedas desnudo ante la opinión de todos, y eso pasa factura. Para mí la intimidad tiene un valor incalculable.
¿Guardas un buen recuerdo de tu paso por la popularidad?
—Los recuerdos contienen vivencias buenas y otras desagradables. No soy de los que miran al pasado con una sonrisa amplia, pero tampoco con tristeza. Intento acoplar cada etapa vivida en su contexto temporal y emocional. El pasado es un lugar de visita, no es aconsejable permanecer allí demasiado tiempo.
Eras muy joven cuando saltaste a los medios ¿Qué resaltarías de aquella experiencia?
—Inexperiencia. Absoluta inexperiencia.
Sé que no te gusta ahondar en este tema, pero ¿no crees que volver a la tele daría un empujoncito a tu novela?
—El empujoncito me lo llevaría yo. (risas).
¿El hecho de que hay gente que aún recuerda tu nombre te ha ayudado a vender?
—Puede ser, pero no lo creo. Eso es imposible de precisar. Como te dije antes, el que un producto se venda contiene más de suerte que de esfuerzo.
¿Ha quedado algo de aquella época por aclarar?
—Cuando miras al pasado desde el momento presente siempre quedan cosas que te gustaría cambiar de sitio. Es condición humana.
Y pusiste tierra y mar de por medio, nada más lejos que Canadá. Ahora vives en Edimburgo ¿hay alguna razón para que no quieras volver a España?
—En absoluto. Son las circunstancias. Mi segunda residencia está en España, donde paso largas temporadas. Incluso podría decir que ya pasó más tiempo en mi país que en Escocia.
¿Por qué en tus dos últimas novelas coinciden personajes atormentados por los traumas?
—El pasado es algo de lo que intentamos huir, pero si lo analizas, es el recorrido de vida que hemos hecho, lo que nos ha convertido en lo que somos, lo que aporta identidad a la personalidad de ahora.
Pero siempre cabe la posibilidad de comenzar de cero…
—Afortunadamente, aunque para eso se necesita mucho trabajo de reflexión y limpieza de pensamientos y creencias. Yo suelo decir que el pasado condiciona en la medida que quedan aristas sueltas. La filosofía budista niega que haya algo llamado subconsciente. Imagínate si Freud levantara la cabeza… pero ellos tienen la capacidad de anular esa parte “oscura” de la mente que tanta importancia se le da en occidente. Lo que viene a confirmar la enorme plasticidad del cerebro.
Hay personajes en tus novelas que acuden a terapia para resolver conflictos. ¿Has necesitado alguna vez de ayuda psicológica?
—Si, claro. He ido a terapia y he necesitado también de tratamiento con fármacos. Cuando se padece depresión, no queda otra. Y, esta experiencia ha sido muy positiva para escribir sobre personas que, en un momento determinado de sus vidas, y a causa de una enfermedad mental, pierden el rumbo y acaban precipitándose a un vacío del que no todos logran salir ilesos. Piensa que las muertes por suicidio superan a los accidentes de coches, aunque se sigue ocultando.
La enfermedad mental sigue siendo un estigma…
—Sobre todo en una sociedad que vende juventud, éxito y poder, como producto al alcance de todos. Fíjate que antes se enseñaban a los muertos, ahora, vemos a través de una vitrina un féretro y debemos suponer que dentro está la persona que vamos a despedirnos. La enfermedad y la muerte no interesa a esta sociedad posmoderna. No es rentable.
Para concluir, sabemos que tu anterior novela “Oculto en la memoria” ha salido al mercado anglosajón.
—Si, ha sido un sueño hecho realidad. Oculto en la memoria es una novela que pertenece a Edimburgo, aquí la escribí, la pensé, le di forma y la acabé. Verla ahora traducida al inglés es como si hubiera vuelto a casa después de una larga temporada. Estoy muy contento.
Domingo, te deseamos toda la suerte con este nuevo proyecto, y esperamos verte pronto promocionando como mereces.
—Muchas gracias. Y gracias a todos lo que me estáis apoyando desde las plataformas.
En el caso de que estéis interesados en adquirir su última novela, podéis hacerlo desde estos enlaces:
Formato papel:
Formato ebook:
Antonio Vallejo Chanal
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